Luz, palabra y pincelada para Reverón

Pintor de luz, a él toda poesía es materia de pincel, palabra y horizonte. Al mar los ojos de sus muñecas que nos devuelven poemas. El simple tocar del piano de Panchito y la risa plena de Juanita. Reverón canción de Alí, sonar de pueblo. Reverón, guía para nuestro regreso a la hermosa comunidad de Punta Care.

El trayecto no fue fácil, se nos volvió más accidentado que gandola de cochinos volcada, pero empecinados en lo prometido llegamos -más tarde que temprano- a nuestra querida Care gracias a Alfredo, Mariaelena, Clara y Miguel.

Aquella mañana siguiente se nos unieron los chic@s del Comando Creativo de guerrilla comunicacional para una jornada muralística con la comunidad y sobretodo con sus niños, principales colaboradores. Con motivo de tener el mar frente a frente en esa Guaira donde muchas veces el gran artista plástico los tuvo, se donó muy amablemente una pared para pintar entre todos, mediante la técnica del stencil (plantilla) la estampa de nuestro Reverón.

Mientras sonaban las latas de spray, el tirro pegando plantillas, saltando por aquí y por allá, los fulanos se multiplicaron como el milagro de los panes y los peces, pues mientras unos ayudaban con el mural, otros haciendo uso de la palabra compartiendo con otros niños de la comunidad, cantando Reverón pintor de litorales como nos enseño Alí y jugando con la palabra a ver que nos salía.

Allí entre libros y poemas, niños, pintura y canciones se nos hizo la tarde. Contentos de aquella pared y el trabajo de todos, celebramos bautizarlo con una actividad en su nombre lleno poemas recitados, cantados y bailados.

Luego, como el hambre arrecia después de tanto movimiento, Ana María y Mariaelena nos brindaron una gran comida de arroz con pollo, ensaladita y alegría crepuscular. Luego decidimos chapotear un poco en ese mar que nos venía llamando desde hace rato y compartimos olas y volcadas.

Así paso la noche con música y conversaciones, unos simplemente quedamos noctámbulos y otros parlanchines. Llego otra mañana y para despedirnos de nuevo de Care fuimos a la casa de Ruben y Belkis quienes nos recibieron con una gran variedad de vinagretas, flores de parchita y un de recital improvisado donde hubo poemas y, canciones a falta de poemas. Como todo, después de tanta algarabía bajamos a nuestra querida y padecida urbe, no sin antes llevarnos un poco de mar en los corazones gracias a la inmensidad de nuestra gente.